Nada que perder

“El cadáver respondía al nombre de Mariano Rojo y, según la policía, el impacto de bala produjo su deceso inmediato. Las asaltantes, tres mujeres de sesenta y seis, setenta y dos, y setenta y cinco años entraron en la sucursal bancaria portando armas automáticas de alto calibre con las que intimidaron al personal de seguridad y los demás empleados, no así a los clientes que a esa hora se encontraban en gran número haciendo la cola para ser atendidos; muchos de ellos recibieron a las bandidas con aplausos y elogios. ‘Cuando una de ellas iba saliendo se dejó caer la bolsa al suelo y uno de los clientes, un jovenzuelo de lo más majo, la recogió para entregársela. La mujer agradecida sacó dos billetes de cien euros y se los puso en el bolsillo de la camisa, luego le tiró de la corbata y le encajó un beso en la boca’, cuenta una testigo. Las cámaras de seguridad que captaron el momento muestran como al principio el joven intentó evadir el lance de la asaltante pero esta le persuadió con el cañón del arma apuntándole al bajo vientre. ‘Me había cogido por sorpresa pero al final lo he hecho con todo gusto’, declaró la víctima. La policía, que acudió a la escena del crimen minutos más tarde, no tuvo dificultad para capturar a las decanas forajidas quienes no opusieron mayor resistencia; sin embargo, las bolsas con el botín parecen haberse esfumado y los investigadores dicen no tener pista alguna al respecto. A la pregunta del porqué lo han hecho una de las ancianas respondió: ‘todo es culpa de la televisión: después de pasar toda una vida viendo telenovelas, últimamente nos ha dado por ver el telediario y nos hemos dado cuenta de hasta que punto ya no tenemos nada que perder’.”