Temores infantiles

“Nadie esperaba que aparecieran debajo de las camas, pero ahí estaban, escurriendo ácido fluorescente de sus fauces, exhalando un tufo azufrado que invadía las habitaciones, rayando la baldosa con sus garras, tirando de las sábanas y sacudiendo las tablas. La población entró en pánico y los noticieros empezaron a reportar la invasión de los monstruos extraterrestres, primero en la capital, luego en las ciudades más grandes, después en las intermedias, los pueblos, las veredas; se habían tomado el país, una cama a la vez. El presidente mismo me llamo para avisarme de lo que ocurría y pedirme consejo, pero yo ya lo sabía: en nuestra habitación había uno de ellos y tu madre y yo lo combatimos hasta matarlo. Por eso los ruidos que escuchaste. Pero no te preocupes, ya revisé toda la casa y no queda ninguno, ya puedes volver a dormir.”