jueves

Al otro lado del río

–¿Estás seguro de que era el mismo?, preguntó Aleida con la mirada puesta en las luces de la ciudad al otro lado del río.
– Que sí, mujer. Yo lo vi con esos mismos ojos que se han de comer los gusanos –, respondió Ramón, todavía ansioso por la levedad de su reciente situación.
– En ese caso, ya somos tres – intervino Nacho –. Tendremos que ser más elocuentes. Si seguimos azotando puertas y rompiendo tazas nadie se va a enterar de quién es el asesino.

No hay comentarios.: